La regadera estaba en funcionamiento, cayendo el agua sobre
el cuerpo de una joven de piel blanca como la nieve, un cabello largo y
brillante cual oro y unos ojos que parecían el mismo cielo, sin embargo de ese
bello cielo se desprendían gotas amargas de pena y dolor ¿qué pasaba?
Simplemente había fallado de nuevo, todo por lo que había trabajado tan
arduamente se había ido por el caño, ya no tenía esperanza en que su plan fuera
un éxito y mientras tomaba una ducha finalmente estallo. Sus emociones había
estado reprimidas por tanto tiempo que parecía como si de su cielo callera un
diluvio capaz de inundar la Tierra nuevamente, su sonrisa estaba torcida
producto del dolor que le causaba todo y sus mejillas estaban teñidas de un rojo
carmesí por la pena que le daba no poder ser capaz de sobrellevar las cosas tan
“perfectamente” como siempre hacia, siempre reprimiendo todo tipo de
sentimiento, siempre guardándose todo para no llegar a ser una carga por su ineptitud
y es que ella odiaba mucho recibir ayuda cuando ella “podía” hacerlo, ella
simplemente no quería sentirse como una carga para nadie y esos mismo
sentimientos eran los que la habían alejado de todos, pero ¿qué podía hacer
alguien que solo conocía ese método? Nada… o eso pensaba...
“Tienes una bella sonrisa, así que sonríe para mí por favor”
fueron las palabras que hasta cierto
punto sonaban egoístas y provenían de un joven que no conocía de ningún lado “Solo
sonríe, por favor no olvides sonreír” volvió a decir una y otra vez, hasta que
su cometido se cumplió, la chica de cabellos de oro sonrió un tanto apenada por
su cumplido y un tanto maravillada por su insistencia “Lo sabía, tu sonrisa es
muy hermosa y queda perfecta con tus ojos”. Fue de esta forma como la chica que
siempre guardo sus sentimientos para sí misma conoció a alguien quien le brindo
su ayuda en un gran momento para ella pues solo hace unos días había roto en
llanto en la regadera y hoy estaba ahí sonriendo, riendo con tanta seguridad,
con tanta sinceridad que nadie imaginaria que en su corazón se albergaba un
profundo dolor, después de todo la pérdida de un ser querido no es algo que
alguien pueda llevar sin que le afecte y menos si te acusan a ti de su muerte
aun cuando le amabas.
Por eso recuerda siempre regalarle una sonrisa a alguien,
nunca sabes por qué puede estar pasando y aun más importante, no sabes cuanto
pudo estar esperando por alguien que le rescatara del abismo que es la soledad…
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