La tarde estaba cayendo, el cielo se llenaba de tonos en
degrado dando de esta forma paso a la noche. Todo apuntaba a que sería una
noche tranquila, llena de paz y tranquilidad, exceptuando en un cuarto de la
casa de a chica conocida como Sam, dejando de lado las múltiples cosas que
tenia de sus héroes de Marvel nada estaba fuera de lo “normal” para las personas
consideradas de esta forma, claro nada aparte del juego mutuo de provocaciones que
se llevaba a cabo entre la pareja conocida como LuiSam.
Entre leves empujones, dando unos nos que en verdad son sis,
con tirones suaves y disimulados, lleno de besos apasionados y sorpresivos. En
donde dos lenguas jugueteaban, rozándose con total libertad, deseosas de más y
como muestra de ello jadeos profundos que salían muy aprisa por su garganta y
estallaban en los labios contrarios, encontrándose con una sonrisa de aceptación
para luego hacerle sucumbir por esos labios seductores de los cuales emanaban
dulces palabras siendo respondidas por leves mordidas, aumentando de esta forma
el calor frenético que sentían en sus cuerpos.
Dándose cita a la quedada estaba la desnudes de sus cuerpos,
los roces provocativos y las caricias que con mucha sensualidad recorrían sus
cuerpos, tocando con las yemas de sus dedos con tanta delicadeza en sus zonas
sensibles como si de moldear la más fina arcilla se tratara.
Y con dulzura un camino de besos junto con marcas eran
dejados por el largo del cuello de cada una, siendo muestra clara de la lujuria
que sufrían sus cuerpos y mentes, mentes que una vez sumidas en el acto
pervertido que llevaban a cabo les incitaban a seguir hasta el final.
Sintiendo como sus cuerpos se llenaban de una pasión inmensa
y siendo estos juegos la antesala a unos dedos curiosos los cuales disfrutaban
intensamente de lugares húmedos, siendo apretados por su interior mientras que
estos con mucho ímpetu se movían, haciendo vibrar en fuertes sacudidas el
cuerpo contrario hasta que este llegaba a la cima del éxtasis y con gran alivio
dejaba paso a su miel y siguiendo con ello presas de la excitación…
Una vez acabado todo ambas se tumbaron en la cama, abrazándose
y dándose besos leves, un tanto apenadas por todo lo sucedido al fin pudieron
dormir una vez que sus cuerpos ya estaban más calmados y los deseos de la carne
saciados a más no poder.