7.6.13

Hasta el final [LuiSam]


La tarde estaba cayendo, los rayos rojizos del atardecer se colaban por los ventanales  de la casa y poco a poco hacían que la escena que sus ojos contemplaban se hiciera más y más oscura, como si alguien estuviera cerrando el telón al terminar una función de teatro entonces, ¿solo falta esperar los aplausos, la ovación del público, la alegría de recibir los gestos de admiración por tan esplendido final? Pero… Eso nunca llego, no… Nunca lo hizo ¿Por qué? ¿Por qué no llegaron? Porque no fue el gran final que todos esperaban, no era el final deslumbrador que querían ver, no… Ese era un final muy macabro para tan increíble chica.

-Te lo dije, Sam –fueron las palabras que salieron de los labios manchados por un poco de sangre de la chica que yacía tirada en el suelo en un charco de su propia sangre- “STAPH” ¡Lo dije! ¿Por qué no me hiciste caso? ¡¿Acaso no me oíste?! –Empezó a caminar, acercándose con el arma homicida aun goteando sangre- Sam, ¿es qué nunca escuchas? –La chica de cabellos oscuros se arrodillo y se recostó en el pecho de ella- Sam… Sam, regresa –susurraba mientras sus ojos se inundaban en lagrimas que luego salían disparadas como un diluvio, uno lleno de dolor y pena por la pérdida de su ser amado- ¡SAM!

Fue entonces que despertó de su sueño, ese que desde el accidente la había perseguido acompañado de un fuerte dolor en el corazón, con lágrimas puramente tristes y el espanto de recordar cómo fue que había acabado con la vida de la persona que amaba… No, más bien que ama, puesto que aun estando… Así… Para ella aun estaba viva, lo estaba y lo seguiría estando siempre.

Al igual que todos los días, se arreglo para ir al encuentro permanente con su amada, siempre a la misma hora, siempre en la hora en que exhalo su último aliento, siempre a verla a ella, siempre a disculparse hasta que su voz se quebraba y sus ojos ardían por tantas lagrimas derramadas, hasta secarse cuando esta se quedaba dormida sobre la tumba de ella, con los nudillos sangrando en otro intento desesperado de traerla a la vida golpeando con fuerza su lapida, repitiéndose una y otra vez: “Ella está viva, ella me está esperando, lo sé, ella lo está”.

Después de todo sus ultima palabras, esas que dijo acompañada de una sonrisa sincera y llena de todo el amor que sentía por ella, esa palabras que aún resuenan en su mente como un bálsamo curador, esa que fueron: “Ib, te amo”.

Cuando abrió sus ojos en medio de la noche pudo ver una sombra a su lado, estaba recostada en un árbol viejo que se movía con el viento, lo sabía muy bien, eso solo significaba que ya era tiempo de volver, de dejarla descansar hasta que volviera a ser la hora de volverla a ver como todos los días… La persona debajo del árbol se fue acercando poco a poco, con mucho cuidado de no pisar ninguna tumba, al llegar al lado de la menor puso su mano en su hombro- Hija, ya es hora de regresar, despídete de Sam por hoy…

-Gracias, oto-san –La chica tenía razón, ya era hora de que le dejara estar, ya era hora de regresar a la soledad que se había conseguido por un impulso- Sam, hasta mañana –Se agacho despacio como queriendo hacer eterno ese momento y así nunca tener que decirlo de nuevo, beso su tumba y se reincorporo, acompañando a la mayor-

-Hasta la próxima, Samsy –Sonrió, tomando la mano de la menor para luego guiarla fuera del cementerio-  Sam se miraba muy animada hoy también, Lui –La contraria asintió mientras miraba hacia afuera del coche y sus cabellos eran movidos por la brisa que se colaba- Estoy muy orgullosa de tu Lui, después de lo que paso tu haz cumplido tu promesa y has estado yendo a verla sin falta todos los días desde hace cinco años, ella debe estar muy feliz

-Lo sé, es porque yo amo a Sam –se volteo a ver a la chica que conducía y sonrió muy animada- Y sé que ella me ama también, ¿sabes? Ella lo dijo, dijo “Ib, te amo”

En el transcurso del trayecto ellas siguieron hablando de ello y la chica a la cual ninguna de las dos podía ver estaba ahí, sonriendo muy alegre y repitiéndolo una y otra vez “Ib, te amo”… Ella estaba ahí, nunca la había dejado ya que al morir decidió cuidar de su amada Ib, siendo este su ultimo pedido y esto hasta que por fin sus almas pudieran reunirse y así fue, desde entonces sus almas bailan juntas al compas de un fuerte amor en medio del cementerio donde juntas están sepultadas.  

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