Una cálida noche de verano se encontraba el peligris
alcohólico conocido como Dormouse reposando en su cama, se removía en esta
antes de poder conciliar el sueño, eso que tanto había anhelado después de un
día tan atareado como había sido ese... O eso pensaba que era lo más anhelado
según él, sin embargo sus sueños se darían a la tarea de mostrarle algo que él
había estado buscando desde hace tiempo, pero que había perdido de vista por
muchos motivos, entre los cuales estaba su frustración de no poder encontrarle.
Aunque hacia poco que había podido dormirse ya se encontraba
en medio de un sueño pesado en el cual sus recuerdos le harían una serie
muestras que lo llevarían hasta lo que él verdaderamente ansiaba. Una vez que el sueño propiamente se puso en marcha, su cuerpo se sentía ligero, sin preocupaciones, ni lo que más lo aquejaba… Remordimientos, a decir verdad estaban con él, pero no como una amenaza más bien como una guía que lo llevaría a encontrar lo que había perdido hacia mucho tiempo.
Una vez que el recuerdo se fusiono con él pudo ver de nuevo
a esa persona que con su brillante luz había iluminado hasta el más oscuro rincón
de su alma y que con sus bellos luceros había capturado con una sola mirada a
su alma perdida, ahí estaba esa persona de pie con cabellos cual oro fino que hacían
que su mirada y sonrisa deslumbraran más y le dejaran aun más maravillado.
Poco a poco camino hacia él, sintiendo como a cada paso que
daba ese bello ser se alejaba tres pasos más y así hasta que se perdió en la
inmensidad de su sueño, sintiendo como nuevamente se le era arrebatado ese
anhelado recuerdo.Hasta que despertó, ahora ya no estaba solo en la cama ya que en algún momento un rubio se había colado en su cama, como podría decirse, era costumbre. Le abrazo con fuerza, acurrucándolo entre sus brazos y besando su frente, mientras que sin darse cuenta consiguió despertarlo.
-Lo siento Campanita, parece que te he despertado –dijo mientras que le miraba con cariño, acariciando suavemente su cabellera y dándole besos cortos a su frente- Sabes, he soñado contigo
-¿Conmigo? –murmuro algo adormecido aun el alemán, viéndole de reojo con claro interés- ¿Qué has soñado, Nezu?
-Jo~ -Sonrió levemente y entre unas cuantas risitas termino diciendo- Todo a su debido tiempo, Campanita
Y así es como es, así un recuerdo vive dentro de otro y ese abrupto despertar está ligado a encontrarse con ese ser que le salvo de su perdición, ese a quien llama Campanita por un cuento infantil ¿Lo conoces? Campanita siempre brillaba, aun cuando estaba en el lugar más oscuro de todos, su luz era desbordante e iluminaba el lugar haciendo entrar en calma a los niños perdidos, justamente perdidos como se encontraba el desdichado ratón que al encontrarse con su apreciada Campanita pudo encontrar también algo que tanto anhelaba de la mano del rubio que tanto había soñado, la felicidad.
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