Había salido temprano de estudiar e iba pensando mucho en las
cosas que debía hacer al llegar a casa mientras
me dirigía a la parada de autobús, espere un tiempo corto puesto
que la ruta que abordo siempre pasa rápido.
Una vez que ya había pagado mi pasaje y me encontraba en mi
asiento me dispuse a despejar mi mente, a relajarme un poco y a escuchar las
voces que rondaban por mi mente, muchas de ellas eran familiares, otras eran
recuerdos del día de hoy, pero entre tantas había una, solo una, que me llamaba
profundamente la atención: “Prepárate, lo veras”. Eso era lo que repetía sin
cesar, pero ¿Qué se supone que veré? No lo sé, pueden ser muchas cosas a lo que
se refiera o también puede ser nada…
Mientras más pensaba en esto el tiempo pasaba y poco a poco me
acercaba a mi destino, aligere mis pensamientos para poderme concentrar en
salir de mi asiento con mi cargada mochila sin golpear a nadie en especial por
lo torpe que puedo llegar a ser, claro que ese día andaba más torpe de lo
normal porque era de los más cansados y esa molesta falda, como siempre, se
quedo agarrada en el remache de un asiento ¿Acaso no puede ser peor?
¡Jajaja! ¿Por qué tuve que pensar eso? En el momento
que lo hice mi falta se soltó, sí, pero se rasgo… Esa era mi única falda y
ahora estaba rasgada, genial, no en serio, genial ¿Y ahora qué? ¿Una muñeca poseerá
mi cuerpo o algo así? PFF…
Seguí mi camino mientras me lamentaba que fuera tan
torpe, llegue al extremo contrario del autobús en donde se encontraba la salida
ya que mi parada se acercaba y me pare, esperando con la cabeza baja, hundida
en mis pensamientos y en eso el autobús paro, ya debía bajarme, pero un chico
se paro enfrente y me hizo un ademan para que pasara, no soy de esas que suelen
aceptar ese tipo de cosas, así que le devolví el gesto sonriendo, como no parecía
que el fuese a pasar o yo lo hiciera, ambos de forma mecánica dimos un paso al
frente ¿Curioso no?
-Oh –solté al ver que estábamos muy juntos, era un
tanto sorpresivo y me había sonrojado un poco, él por su parte me sonrió y rió
ambos reímos y nos sonreímos bobamente- Lo siento –dije suavemente y luego pase
bajándome del bus, instintivamente voltee a ver como si lo esperara, pero al
darme cuenta de eso mejor avance muy apenada- ¿Qué crees que haces? –dije para mí
misma mientras seguía mi camino, recordando- Era lindo…
Y vaya que en el camino iba sonriendo de forma boba,
sonrojada, feliz y sin duda pensativa… ¿Quién era? ¿Le volvería a ver? No tengo
la menor idea, pero realmente estaría deseosa de ello… Digo, es solo porque sería
como: “Oye ¿recuerdas esa vez que casi chocas con una chica al bajar del autobús?
¡Era yo! Es un gusto conocerte” ¿Acaso no suena como a un anime? Por Dios, tendría
mi propia escena de anime vivida en carne propia~ ¿no es genial? Aunque… Tampoco
sería tan malo volver a verlo solo por su sonrisa…
-Llevaba una carpeta de diseño, sus ropas eran
ligeras y en colores tierra, su voz… Su voz sin duda era muy dulce y bella –iba
recordando algo ida en el camino a casa hasta que vi una pequeña muñeca, la vi
fijamente por un rato y luego dije- Solo espero que tu como yo encuentres a
alguien que haga feliz tu día…
Pero lo que no sabía es
que esa muñeca, ese mismo día, pero más tarde me traería una serie de problemas…
De seguro que la recuerdas, ¿o quieres que te visite?
Nota: Esta es una serie un tanto aparte de la
nombrada: “Cuentos de repollos” pero estará un poco enlazada con una que otra
historia porque al fin y al cabo es cuando regreso en el autobús o caminando a
casa cuando se me ocurren las historias, estas publicadas bajo el nombre de “Historia
de un autobús” son cosas que o bien me pasan en parte o bien se me ocurren por
cosas que veo de camino a casa y así~
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